¿Qué hacer cuando estás cansado de tu vida?
Últimamente, me llegan a consulta cada vez más personas que aseguran sentirse “cansados de su vida”. En primer lugar, se debe descartar con el profesional pertinente cualquier psicopatología. Una vez descartada esta posibilidad yo soy eminentemente práctica con mis clientes. Comparto algunas de las pautas que más recomiendo y que demuestran ser eficaces
Todos en algún momento nos cansamos de la vida y para ser francos las personas con discapacidad y sus familias, concretamente, estamos sobresaturados de: terapias, revisiones, tener que ir a otro ritmo, falta de tiempo para el disfrute persona etc. Sin duda, estas dinámicas nos pueden pasar factura. ¿qué podemos hacer si son imprescindibles para nuestra calidad de vida.
1) ¡Empezar el día con ritmo! Diversos estudios demuestran que levantarse por las mañanas con música alegre, genera una especie de “contagio emocional” que nos hace estar más positivos.
2) Crear listas de porqué hacemos las terapias y todo lo que hemos logrado. ¡Cualquier avance que se logre es un gran paso! Es fácil olvidar lo que hemos alcanzado y dejarnos llevar por los deseos de llevar una vida “normal”. Es importante darse cuenta de que el esfuerzo da sus frutos.
3) Premiarse por los logros. Celebrar cada logro con un pequeño capricho o gesto nos ayudará a darnos cuenta de que vamos en la “dirección correcta”.
4) Introducir pequeños cambios de vida. En una rutina marcada por las obligaciones es importante dar espacio al ocio y disfrute. Tomar la decisión de convertir en rutina alguno de nuestros pequeños placeres: cocinar, ir al teatro, pintar, se hace casi un mandamiento para superar la “fatiga vital”. Ante todo, somos personas y con nuestras limitaciones y capacidades debemos procurar que nuestra máxima meta sea ser felices, al menos una parte importante de nuestras vidas.
5) Acudir a un profesional en caso de necesidad. Si el agotamiento, aburrimiento y cansancio en nuestra vida se hace crónico, y sentimos que no tenemos ganas de nada, pedir ayuda a un profesional de la salud mental (psicólogo/psiquiatra o ambos) es lo más recomendado e inteligente.
¿Te atreves a probarlas?
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