10 pautas para combatir la soledad

Escrito por: ClaudiaTecglen
Categoría: Psicología

Las personas con discapacidad y nuestras familias, al igual que una proporción cada vez más creciente de la población, nos podemos sentir invadidos en algunos momentos por un sentimiento de soledad. En primer lugar, hay que tener claro que la soledad no es ni buena ni mala, la diferencia está en cómo percibamos nosotros esta soledad. Es decir, ¿La hemos elegido o es impuesta? Esta soledad puede tener su origen en diversas razones, entre otras:

  • La imposibilidad o dificultad para desplazarse, tener momentos de ocio o establecer relaciones sociales.
  • La sensación de incomprensión por parte de  nuestro entorno, no siempre el estar en compañía asegura no sentirnos sólo.

En el caso de las primeras situaciones lo más importante es identificar qué nos dificulta realizar lo que queremos ¿son barreras externas o internas? Sin duda, la inaccesibilidad del entorno es un handicap importante. En este caso, tenemos dos vías:

  1. Denunciar la falta de accesibilidad están vulnerando nuestros derechos a participar en sociedad.
  2. Buscar apoyos y recursos para cambiar la situación.

Lo ideal es combinar ambas estrategias, pues, lamentablemente la ley no es tan rápida como quisiéramos.

¿Qué recursos y apoyos existen?

Entre otros:

mujer triste de espaldas

  • Los programas de vida independiente y asistencia personal.
  • Actividades en asociaciones de personas con discapacidad.
  • Recurrir al apoyo de un amigo o un familiar, aunque no es lo ideal a veces es la única opción.
  • Voluntariado. Hay personas que fuera de las entidades del sector ofrecen su tiempo altruistamente para acompañar y apoyar a otros en las actividades de su día a día. En este caso, también podemos hacer un intercambio lo que se llama banco de tiempo, es un apoyo mutuo.
  • Actividades lúdicas que organicen en nuestro entorno. Nuestra vida no tiene que transcurrir en el entorno asociativo, hay mundo más allá de las asociaciones y nosotros formamos parte de él.

¿Cómo actuar si nos sentimos incomprendidos por el entorno? Tener presente que es imposible que otra persona nos comprenda y entienda al 100%. Cada persona es ella y sus circunstancias y es muy dificil que otra pueda ponerse plenamente en su piel.

Una vez dicho esto, hay estrategias que ayudan a promover la empatía y la comprensión.

  1. Expresar abiertamente los sentimientos, si una conducta o una situación es el detonante especificarla. Por ejemplo: Si el hecho de que nuestros familiares nos sobreprotejan nos genera malestar poner ejemplos claros y nombrar las sensaciones y sentimientos.
  2. Escuchar al otro atentamente e intentar ponernos en su lugar también. Generalmente, cuando los otros ven una actitud comprensiva por parte nuestra es más fácil que se pongan de nuestro lado.
  3. Hacer peticiones concretas y no esperar a que adivinen nuestros deseos. ¡Nadie tiene el poder de leer la mente al otro! Muchas veces, los problemas de comunicación y la percepción de soledad o de incomprensión por parte del entorno surgen de nuestra creencia errónea  de que quienes nos rodean nos deben entender sin más.
  4. Aceptar y asumir que no todos no van a entender, muchos ni se esforzarán en ello y no pasa nada.

¿Cómo combatir patológicamente la soledad no deseada?

  1. Reflexionar sobre los motivos que nos hacen sentir así y distinguir qué podemos cambiar y qué no. Ante los hechos o cuestiones que no podamos modificar la única alternativa saludable es aceptarlo.
  2. Seguir unos horarios. Los horarios tienen una importante función psicosocial establecen un orden no sólo en nuestra rutina sino en nuestra vida mental.
  3. Cambiar de hábitos, en la medida de nuestras posibilidades siempre debemos intentar introducir pequeños cambios en nuestro día a día que nos saquen de la rutina.
  4. Realizar actividades que nos gusten, las posibilidades cada vez son más amplias.
  5. Cuidar y potenciar nuestra imagen. Si estás triste o desanimado/a ¡Ponte guapo/a! ¡Al mal tiempo buena cara!
  6. Vigilar nuestro dialogo interno, es importante ser consciente de lo que nos decimos. Yo siempre hago la misma pregunta: ¿Le dirías lo mismo a un/a amigo/a a la que quieres? Si la respuesta es NO, es hora de que empieces a tratarte de otro modo.
  7. Pesé a todo, no dejes de  sonreír. La sonrisa además de ser una gran arma de seducción, en el sentido más amplio de la palabra, incrementa las posibilidades de interactuar con otros y establecer vínculos.
  8. Plantearnos pequeños grandes retos. La vida es un reto constante formada de pequeñas metas. ¿Cuales son las tuyas?
  9. Encontrar nuestro propósito vital. ¡Todos tenemos uno! Es cuestión de motivación y de tiempo encontrar el tuyo.
  10. Acudir al especialista de salud mental: psicólogo, psiquiatra o ambos. La sensación de soledad impuesta permanente puede sumirnos en una espiral de desesperanza y de tristeza que nos conduzca a la depresión. El apoyo de un especialista o incluso la toma de medicación puede ser necesario para cambiar el estado de ánimo, cambiar hábitos y relativizar la situación.

Espero que este artículo te haya sido de utilidad y recuerda… ¡No hay soledad que 100 años dure!

Autor: ClaudiaTecglen